lunes, 24 de febrero de 2014

Esclavitud y cineficción: entre leyendas y memoria

 


¿Dónde termina la historia y empieza la ficción? "A la historia le gustan más las leyendas que los personajes reales. Prefiere la nobleza a la brutalidad,  los discursos fogosos a los hechos silenciosos. La historia recuerda la batalla, pero se olvida de la sangre. Cualquier cosa que la historia rememore, si es que tiene alguna memoria, será sólo el recuerdo de un fragmento de la verdad". Aunque no lo crean, esta frase tan profunda proviene de la película Abraham Lincoln, cazador de vampiros de Timur Bekmambetov. Habla de la historia que se cuenta, por supuesto, de la historia que está presente en la memoria colectiva, y más aún, la historia fabricada por los medios. Como vemos, también en la ficción se encuentra algo de verdad, y viceversa. La ficción, ya sea literaria o del séptimo arte, es una herramienta para cuestionar, crear y recrear nuevas facetas de la historia, y para ello hay muchos caminos posibles. Aquí analizaremos cortamente cuatro de estas posibilidades, que intentan dar una pequeña muestra de cómo el cine estadounidense enfrenta su historia partiendo de ciertos hechos históricos y algunas leyendas populares.




Abraham Lincoln, cazador de vampiros
Personaje de leyenda: Abraham Lincoln
Empezamos con la ya mencionada, que es a la vez, tal vez sin querer, una de las propuestas más radicales. Radical porque a través de una versión de la historia, a todas luces ficcionada, nos presenta un punto de vista maniqueísta de héroes y villanos, a partir del cual se recrean supuestas verdades universales: la esclavitud es mala y los anti-esclavistas son buenos, punto. Este simplicismo resulta muy interesante, ya que refleja el imaginario de muchas generaciones de la (post-)post-guerra. A la distancia, los conflictos (armados o no) terminan viéndose como una guerra entre buenos y malos, en la que los malos tienen que ser monstruosos sádicos inhumanos (en este caso vampiros), ya que si no, tendríamos que enfrentarnos con la posibilidad de nuestra propia maldad. Nosotros, dicen estas generaciones, no tenemos nada que ver con esos perversos que en otras épocas, mataron, torturaron y esclavizaron. Nosotros somos otra cosa, somos gente mejor, y, si hubiéramos vivido entonces, hubiéramos sido, por supuesto, héroes peleando al lado de los buenos. 


El Mayordomo (The Buttler)
Personaje de leyenda: El Tío Tom
La película El mayordomo de Lee Daniels, no solo tiene una pretensión más realista, sino que también plantea otra teoría: en caso de conflicto, en caso de marginación,  la masa acomodada (acomodada a ciertos privilegios), no sería héroe sino mayordomo del poder. Un hombre común que está dispuesto a pagar el precio de la servidumbre y la disminución de sus derechos ciudadanos a cambio de seguridad económica y cierta tranquilidad. Ver, escuchar y callar es la consigna. Ya habrán otros que luchen en las grandes batallas. Otros. Lo nuestro es la pequeña victoria propia, y la celebración de la victoria ajena.  Un texto antes de los créditos dedica la película a todos los activistas y luchadores. Sin embargo, ¿podemos decir que esta película nos hace cuestionar nuestra actitud pasiva y acomodada? ¿No nos deja más bien la sensación de que más liberarse de la esclavitud lo importante es conseguir un amo (o una persona en el poder) que sea buena gente?

12 años de esclavitud (12 years a slave)
Personaje de leyenda: Kunta Kinte
Steve Mc Queen, el director de 12 años de esclavitud, basada en la novela del mismo nombre, nos plantea lo contrario: no importa qué tan bueno sea el amo, la esclavitud es siempre una forma de tortura, y el amo es siempre un torturador. Todo aquel que participe en este acto inhumano no puede ser "inocente". Con esto el director destruye el mito del amo bueno, tan presente en la mitología social colonialista y post-colonialista. Aquél que tiene el poder sobre el cuerpo de otra persona, lo verá siempre como un objeto, y la relación igualitaria es imposible. Ahora bien, ¿cómo representar el tiempo de esclavitud? ¿Cómo representar un día, 12 años, cuatro siglos, quinientos años de sufrimiento?  El gran logro de Steve Mc Queen en esta película es representar la eternidad que está implícita en el dolor y en el martirio. En la espera de la liberación. Y no solo la eternidad, sino la imposibilidad de la linearidad del tiempo. El tiempo no es lineal, porque la memoria de lo que fue, o de aquello que recordamos que fue, convive con el presente, y nos recuerda que todos nacimos siendo hombres y mujeres libres.  

Django Desencadenado (Django Unchained)
Personajes de leyenda:  El outlaw de los Western / Sigfrido y Brunilda del Cantar de los Nibelungos
Y hablando de hombres libres, “Freedom, I Got a Name, Django” (libertad, yo tengo un nombre, Django) es una de las canciones del soundtrack de la película “Django Desencadenado” de Quentin Tarantino, otra propuesta bastante radical en cuestiones de reconstruir la historia. Y lo radical no solo es, como en el caso de “Abraham Lincoln, cazador de vampiros” el que no tenga pretención de veracidad ni de ser un documento histórico. Más allá, Tarantino escoge leyendas y estructuras que no tienen nada que ver con la tradición de héroes anti-esclavistas, del movimiento anti-segregación o del Black Power. Por un lado, el italo-western, no solo le provee el nombre “Django” sino también le da la posibilidad de distanciarse de la dicotomía “buenos y malos” de la que adolescen las películas que mencionamos con anterioridad. Tarantino “libera” así a sus personajes de un determinismo racial y social. Por otro lado, incorpora la leyenda del Cantar de los Nibelungos, una leyenda “aria” y la reinterpreta con personajes negros,  liberando así a la leyenda de su concepto racial. Más aún, teniendo un protagonista austriaco que, como personaje de la película conoce la leyenda, pero como personaje de la vida real conoce la ópera de Wagner, su representación constante en Alemania, y su significado durante la segunda guerra mundial. Por eso me parece extraño que defensores de los derechos afroamericanos se hayan pronunciado en contra de la película, siendo ésta la más liberadora y la que tiene, esta vez sí, personajes que deconstruyen sus roles excluyentes de víctimas y victimarios, proveyéndoles en sus contradicciones, y aún en su forma caricaturesca, de la humanidad y la dignidad que requieren.

Cuatro películas entonces, cada una con su propia interpretación de un fragmento elegido de la historia, cada una con un personaje ficticio o ficcionado, con el que podemos identificarnos y cuestionar este universo de espacio y tiempo en el que seguimos soñando con la libertad. Mañana se cumplen en Guatemala 25 años del informe "Guatemala memoria del silencio" de la "Comisión para el Esclarecimiento Histórico de las Violaciones a los Derechos Humanos y los Hechos de Violencia que han Causado Sufrimientos a la Población Guatemalteca". Desde entonces la literatura, el cine y el arte han intentado contribuir a la reconstrucción de la memoria, a aportar piezas del rompecabezas, a tratar de entender qué sucedió, o a explicar algunos puntos de vista. Siempre amenaza un revisionismo simplista que intenta minimizar lo sucedido. Para no llegar a la justicia. Es un reto para los artistas y los defensores de los derechos humanos, y de la población general, seguir aportando para el esclarecimiento y para buscar la verdad. 

Les dejo una canción de la película "Soundtrack of a Revolution"



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